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Parto Respetado

Mitología de la cesárea (desde el útero al infierno y vuelta al mundo)

Curando la herida de la cesárea 

Copyright © Jeannine Parvati Baker

Traducción de Ibone Olza

Desde que empezó a interesarme el tema, el parto ha pasado de ser básicamente una expresión activa de las mujeres a ser un acto médico mediante el cual se extrae al bebé. Cuando tuve mi primer hijo, la tasa de nacimientos por vía abdominal no superaba el 10%. A finales de los noventa, la tasa de cesáreas oscilaba entre el 20 y el 40%, dependiendo de si el hospital realiza docencia o no. Si es un hospital docente, la tasa de cesáreas suele ser más alta. ¿Qué es lo que estamos enseñando?

Mi reacción inicial al comprobar como se robaba el nacimiento a las familias para dárselo a los expertos fue la rabia, la indignación, y el enfado que me llevaron a querer hacer algo sobre la epidemia de cesáreas. Mezclada con estos sentimientos estaba mi creencia de que todo en esta tierra sirve para el crecimiento de las almas, todo, incluido las cesáreas. En mi deseo de cambiar la manera en que se hacían las cosas, estaba permitiendo que el problema siguiera igual. A nadie, y menos a una cultura, le gusta que le cambien desde fuera. A mi no me gusta nada que alguien intente cambiarme, y a los médicos tampoco les gusta que yo pretenda cambiar la obstetricia. De hecho, creo que la única persona a la que le gustan que le cambien es al bebé cuando tiene el pañal sucio.

No, antes de que yo pretenda cambiar a nadie, hay una pregunta que deberíamos hacernos. La pregunta es ¿de que puede servir el que haya una epidemia de cesáreas? La cesárea le sirve al alma del mundo de la siguiente forma. Las madres a las que se les hace una cesárea incian un viaje mítico. Para explicar este mito, o la dimensión transpersonal de la cesárea, os voy a contar una vieja historia. De hecho es un relato de la Antigua Babilonia. Cuando escuché esta leyenda, enseguida lo relacioné con la experencia psicológica de las mujeres que han tenido una cesárea. Escuchar el relato del descenso de Inanna a los Infiernos nos recuerda la dinámica emocional de las mujeres que han sufrido una cesárea. Podemos entender desde una perspectiva más amplia como puede cambiar el mundo a traves del viaje que realizan las mujeres en el parto, sea por el camino fácil o difícil, y ver el camino para la recuperación. Lo más fascinante del mito es como nos permite ampliar nuestra comprensión y que esta perspectiva siga creciendo. Bajo la luz del mito de Inanna, podemos transformar la epidemia de cesáreas de algo puramente misógino en otra oportunidad que tienen las mujeres de profundizar en su alma y convertirse en sanadoras.

A Inanna se le pide que abandone el mundo y descienda a los infiernos. Cada vez que atraviesa una puerta en su descenso debe hacer una ofrenda. En las primeras puertas se quita sus objetos externos: las joyas, la corona, el velo, la gargantilla. Conforme desciende pierde su vestido, sus medias, su ropa interior, se quita todo. Debe ir más allá aun para poder descender en la profundidad. Se arranca entonces la piel, los músculos, las vísceras, hasta que sólo quedan sus huesos que son colgados en el rincón más remoto del infierno. He aquí Inanna, la Reina del Cielo, reducida a un saco de huesos en lo más bajo del infierno. Esta historia encierra un misterio central: sólo cuando la Reina de la Muerte da a luz en el infierno se permite que Inanna inicie su viaje de regreso. Se pone sus vísceras, sus músculos, su piel. Luego viste su nuevo cuerpo con sus prendas, su vestido, su gargantilla, su velo, su corona y sus joyas. Cuando emerge del infierno lo hace con un cuerpo renovado espiritualmente y radiante por haber viajado a la profundidad. Ahora es en verdad la Reina del Cielo, por que ha conocido y trascendido el infierno.

Cuando una madre es convencida o incluso obligada a someterse a una cesárea se convierte en una ofrenda de sacrificio igual que Inanna: debe descender por debajo del nivel egoico de consciencia al lugar donde el mundo terrenal deja paso al alma. Es una víctima en el sentido original de la palabra, sacrificandose a si misma por el bien de su hijo. Al menos esa es la historia que les cuentan a muchas madres que han tenido cesáreas, sea cierto o no (lo de que la cesárea salvó la vida de sus bebes). La madre ofrecerá su cuerpo, su mente y su alma al sacerdote/médico en el altar de la obstetricia si esto puede ayudar a su bebé. La anestesia alterará su nivel de consciencia, su alma viajará por el subconsciente. Será desnudada, su piel, sus músculos, sus vísceras serán manipuladas para que de a luz por cesárea. Una vez que despierte podrá reclamar un nuevo cuerpo espiritual, una vez, claro está que haya integrado el namiciento y comprendido de que le sirvió a su alma el que su hijo naciera por cesárea.

Cuando las madres que se preguntan "¿de que sirve la cesárea?" se queden sin respuestas, tendremos la oportunidad real de curar la epidemia. Sino, estamos intentando cambiar el sistema desde fuera. Mi impresión es que cuando las madres dejen de verse como víctimas y empiezan a verse como anadoras, o chamanes, habrá menos cesáreas en la comunidad. Si por el contrario siguen sientiendose heridas, culpables, avergonzadas de su experiencia en el parto, serán menos efectivas para cambiar la manera en que nuestra cultura da a luz.

Cuando una madre que ha sido abierta empieza a sentir que su cesárea fue un viaje iniciático y se permite explorar los aspectos más profundos de la curación se libera una cantidad enorme de energía psíquica. Reprimir o negar el trauma requiere muchísima energía pero una vez que la experiencia se integra (es decir, se siente, se expresa y se libera) toda la energía que antes se utilizaba para defenderse se libera para la acción creativa. Una madre que se sienta bendecida, incluso si ella nunca habría pedido de manera voluntaria la "bendición" de la cesárea ni volvería a pasar por ella, es más efectiva para educar a las demás, que una madre que se siente culpable y herida. Cuando Inanna emerge, lo hace radiante por su viaje a la oscuridad.

Comparto este mito del descenso de Inanna porque es un arquetipo inusual de madre: la que se ha
enfrentado a la Muerte en el Parto y ha salido indemne. Las madres que dan a luz de manera natural conocen ese sentimiento de pelear con la Muerte por el alma del bebé que tiene que nacer, las madres que sufren la cesárea conocen algo de la sombra del alma que una vez que se hace consciente servirá de matrona y de guía para todas las mujeres en el parto. Cuando una mujer da a luz conscientemente a menudo exclama: "Ahora sé que puedo hacer cualquier cosa". En ese glorioso momento, la mujer defiende su derecho pertenencia por el parto a la nueva especie de la evolución -el Homo Divinus- la de los humanos que son dueños de su propia experiencia. Cuando la mitad femenina de la humanidad recuerde esto, no me imagino como será el mundo. Si no se nos maltrata a las madres en nuestro momento más esencial de creatividad, y si incluso cuando la cesárea es necesaria la madre vive la cirugía como un viaje del alma, se alcanzará el equilibrio. Sin víctimas, sin opresores. Sin opresores, sin víctimas. En la historia de Inanna queda claro que ella eligió bajar a los infiernos, de la misma manera que las madres aceptan su destino en el parto: sin victimizar a la Diosa en este milenio.

Así es como yo veo a las madres: todas son diferentes rostros de la Diosa. El rostro de Inanna me ha saludado cada vez con más frecuencia en numerosos nacimientos de la últimas generaciones. Tiene un rostro firme, fuerte, y las huellas de su sufrimiento y su alegría se reflejan alrededor de su ojos y de su labios. Habla apasionadamente, como la lava su mensaje que fluye más allá de sus palabras y el sonido de su voz es pura calidez. Nunca cesa de percibir, ella capta las ideas de aquí y de allá para alimentar el futuro. Gracias a su viaje conoce bien la oscuridad, está acostumbrada a los matices, a las sombras y la penumbra, a las claves para ver más allá. El rostro de Inanna siempre me invita a profundizar, a ir más lejos. Ella ilumina los pasadizos más dificiles, y nos enseña a atravesar cada uno de ellos de la mejor manera. Frente a frente con Inanna, veo a las madres del mundo entero, practicamente siempre pariendo de manera natural, porque las cesáreas ya no le servirán al mundo. De esto nos sirve ir al infierno y regresar, para aclarar el camino a las proximas generaciones de manera que el nacimiento pueda iluminar los rostros antiguos y nuevos de la Diosa.

Dedicado a Janice, sanadora extraordinaria. 10 de Enero de 1997

Translated by Dr. Ibone Olza 

Formas para evitar cesareas innecesarias:

1 Seleccion cuidadosa del obstetra o de la partera que brinde el mayor apoyo a las necesidades y deseos de la pareja en cuanto a la experiencia del parto. La partera debe ser compatible con el estilo de nacimiento que escojan los padres.
2Seleccion de un medio obstetrico que sea el mas compatible con los objetivos de la pareja en cuanto al parto. (puede ser el hogar, un centro alternativo para partos o un hospital que permitan diversas opciones a la pareja).
3 Asumir la responsabilidad de informacion completa respecto al parto, riesgos posibles, opciones en diversos puntos de desicion y derechos y responsabilidades legales.
4 Participacion de las clases de preparacion para el parto, con conocimientos mas amplios y disipacion del temor, 
5 Conservar la buena salud por medio de nutricion apropiada, ejercicios, peso y actividades y evitar habitos o practicas que agraven los riesgos como serian tabaquismo, alcoholismo o consumo de drogas.
6 Si el obstetra sera el que atendera el parto, comentar con el sus ideas y practicas en relacion con cesareas, cuales serian las indicaciones para la operacion, induccion o estimulacion del parto, y el porcentaje de nacimientos por medio de cesareas (mas de 10% agrava el riesgo).
7 Si el parto se hace en un hospital conocer las normas con respecto a las cesareas y a la monitorizacion fetal y el porcentaje de partos que se atienden por medio de esa tecnica (mas de 30 % agrava el riesgo).

El nacimiento de Nereo (pvdc en casa)

Mi Fpp era el 26 de mayo, sin embargo desde el 21 de abril tenia episodios que podían ser el comienzo del parto. Contracciones que duraban más de un minuto, cada 5 minutos, a veces cada 3. Noches sin dormir. No se cuantas veces preparé la casa, cuantas deje a mis niños en lo de mi mamá, y cuantas veces la llamé a Manu (mi partera) y luego todo se paraba, el único parámetro era que en cada episodio algo cambiaba, llegué a tener dos y medio de dilatación y el cuello algo borrado.

Con todo esto llegue, sin creerlo, al 24 de mayo, a la tarde comencé a perder un poco de sangre, y ahí me di cuenta que el momento se acercaba, pero como cábala no hice nada en casa, no ordené ni limpie.
Ese mismo día por la noche era el cumpleaños de mi cuñada y nos juntamos con la familia a cenar, yo me sentía mal pero igual fui para no levantar sospechas, ya que todo el mundo estaba pendiente del parto y nadie de acuerdo.
Durante la cena siento tres contracciones seguidas que me dejaron sin aire, era un dolor duro en el bajo vientre, disimulando le ruego a mi marido que nos retiremos.
Llegamos a casa, voy al baño para ver como seguía la pérdida y pierdo el tapón. Me siento tan feliz.
Mi marido prepara unos mates y el reloj para ver como siguen las contracciones y se paran, pasan un par de horas y nada, ni una contracción. Nos vamos a dormir. A las 4 comienzan las contracciones, fuertes pero irregulares, a las 7 estaba dando vueltas por la casa, le digo a Diego que cuando empiecen a ser regulares llamamos a Manu, pero eso nunca ocurrió y a las 11 se paran las contracciones, y no volví a tener en todo el día.
A esta altura luego de un mes con contracciones me angustiaba la idea de que si era capaz de ponerme de parto, si podría parir a mi hijo.
El 26 de mayo a las 5 de la mañana me despierta una contracción que me hace saltar en la cama, pero me vuelvo a acostar porque no quería creer otra vez que estaba de parto, pienso que cuando nos levantamos a desayunar todo se termina así que me quedo, y entre contracción y contracción que eran cada diez minutos me duermo.
Pero a la mañana no pasaron, y le pido a Diego que salgamos a caminar a ver si apuramos la cosa, caminamos despacito, con mi hija de la mano y sin darme cuenta comencé a despedirme de la panza, el día era tan bello que le dije a mi hijo que era un hermoso día de otoño para nacer, me sentía tan plena.
Las contracciones comenzaron a ser cada 5 minutos, volvimos a casa llame a mi mamá para que se llevara los niños y llamé a Manu.
los dolores eran insostenibles de pie, con cada contracción corría a la cama y me ponía en cuatro patas y mi marido me masajeaba la espalda y así pasaba.
Mis niños se fueron felices porque no les gustaba mucho verme con esos dolores, y con Diego pusimos en orden la casa, prendimos la salamandra, pusimos música y seguíamos el ritual cada cinco minutos para pasar las contracciones.
Manu llego a eso de las 4 y ya no llegaba a la habitación para pasar la contracción, sino que me apoyaba en una silla y balanceaba las caderas hasta que pasaba.
Ella me pregunta en donde quiero tener a mi bb, si en el comedor o en la habitación, le digo que en la habitación, porque, no lo sé, pero ella empieza a acondicionar la habitación, tira colchas al piso, almohadones, corre la cama, etc.
Ahí nos encerramos los tres, me pregunta si quiero que me haga un tacto y yo le digo que si, que quería ver como venia la cosa, que error, eran las 7 de la tarde y las contracciones no me habían dado tregua y eran muy dolorosas, calculé que si ya tenia 2 y medio, ahora como mínimo debía tener 6, no se porque hice ese cálculo, pero solo tenia 4. 4 en todo ese tiempo! no importa , me decía a mi misma, me tranquilicé y respiraba, y con cada contracción caía al piso de rodillas, era incontrolable. A eso de las 10 de la noche comienzo a tener unas ganas incontrolables de pujar, yo no lo puedo creer! ya esta? Manu me hace otro tacto, y? le pregunto, que pasa? nada, me contestó, no pujes con fuerza, cuanto tengo de dilatación? algo mas que antes, me contestó, pero va progresando, ahí me di cuenta que seguía con 4, luego lo hablamos y ella me lo confirmó que seguía con 4 pero el cuello estaba borrado y el bb había descendido.
Manu se fue a recostar un ratito en la habitación de al lado, la de mis hijos y nos dejo solos.Yo probaba posiciones, sentada, parada, en cuatro patas...y también pensaba, recordaba la cesárea, en lo que no había logrado, en lo que me habían robado, y si me tenían que hacer de nuevo cesárea??? . Pensaba en el parto de mi hijo, en el maltrato, me imaginaba con ese dolor acostada, con goteo, con enema, y tan sola...Sentí que mi útero, que mi cuerpo iba a estallar y mi cabeza también, el dolor se volvía insoportable, no había respiro entre contracción y contracción PUEDO MAS!!!! empecé a gritar, no puedo massssssss!!!, no quería pensar más, me quería ir a dormir, quería que todo se terminara, pensaba que no lo lograría, que me iban a dejar sola, que me iban a cortar en dos para sacarme a mi bebé. Manu entró a la habitación y me abrazó y comencé a llorar como si fuese una niña, le dijo a Diego que lo mejor era ponerme bajo la ducha que eso me iba a relajar. y fue cierto, volví a encontrar mi centro, el dolor menguaba y me dejaba llevar, ya no pensaba, solo quería parir a este hijo, los otros partos habían pasado ya, ahora le tocaba a Nereo.

Eran las 12:30hs y salí de la ducha, porque ya no había agua caliente, y aparte quería estar en la habitación, donde la luz era tenue, donde el espacio era pequeño y me contenía, sabia que mi bebé iba a nacer al amanecer, no se como, pero lo sabia, Manu me ofreció un sillón giratorio que usamos para la computadora, y ahí me quedé , me dormía cuando no había contracción, siguiendo la respiración de Manu, y mi marido me colocaba toallas (que calentaba en la estufa) sobre mi vientre y espalda, y eso me aliviaba mucho el dolor, mi mente se desconectó de la realidad, deliraba, era como si volara en algún laberinto de imágenes, quizás estaba en el planeta parto, ya no importaba nada, solo ese momento.
El tiempo se volvió inexplicable, solo sentía la contracción, las nauseas y cuando pasaba volvía a caer en el sopor, no me importaba nada, como un delirio sentía la respiración profunda y tranquila de Manu.

Deberían ser las 5 de la madrugada cuando mi cuerpo se cae sobre las rodillas y grito, Bastaaaa!!!!
Manu me dice que me quería hacer un tacto, porque era probable que ya estuviese, efectivamente, muy contenta me dice "ya está! estas completa!" Las contracciones pararon, y yo pensé que quizás me podía ir a dormir, Ella me toma de los brazos y me dice "ahora tenes que traer a tu bebé acá" Mi cuerpo se empezó a mover, a gatear en circulo, hasta que me encontré con la cama, de la cual me sostengo, era todo tan instintivo, mi cuerpo se movía por si mismo, comencé a pujar despacito, y ahí volvieron las contracciones, y cada vez pujaba más fuerte, y gruñía más fuerte, y pujaba y gruñía, y gritaba, pero un grito que salía desde adentro, desde lo más adentro de mi garganta. Plaf!!! la bolsa, que sensación tan impresionante sentir el agua por mis piernas con tanta fuerza... pujo y siento que se me va la vida, siento que voy a morir en cada grito. Corona la cabecita de mi bebé y me quema, arde y quema y pasa la cabeza, "nació, nuestro hijo nació" dice Diego llorando, Nereo empieza a querer respirar, y aun tiene su cuerpito dentro mío, viene otra contracción y siento como se desliza como un pescesito. Ya está.
Inmediatamente tengo ganas de pujar, La placenta!, no lo podía creer, me ayudan a sentarme, sale la placenta que apenas siento, y a Nereo aun le costaba encontrar el ritmo de la respiración, Manu le sopla un par de veces en su boca y listo, mi bb estaba en mis brazos, tan grande, tan bello.
Así fue como parí a mi hijo, y me parí a mi misma.

Gracias Diego por haber sido mi sostén incondicional.
Gracias Manu sos un ángel en nuestras vidas.

Paola

Disipando los Mitos de la Vacunación

 

Introducción a las contradicciones entre la ciencia médica y las políticas de vacunación

Autor: Rey. Alan Phillips Director de Citizens for Healthcare Freedom

CONCLUSIONES

En el Medical Post de diciembre de 1994, la doctora canadiense Guylaine Lanctot, autora del best-seller “Medical Mafia” (La mafia médica), dijo: “Las autoridades médicas siguen mintiendo. La vacunación ha sido un desastre para el sistema inmunitario. De hecho, causa muchas enfermedades. La verdad es que con las vacunas estamos cambiando nuestro código genético..., dentro de 100 años se sabrá que las vacunas fueron el mayor crimen contra la humanidad”. Después de un análisis crítico de literalmente decenas de miles de páginas de la literatura científica sobre las vacunas, la Dra. Viera Scheibner llegó a la conclusión de que “no hay ninguna evidencia de que las vacunas tengan la capacidad de prevenir ninguna enfermedad. Por el contrario, existe una gran cantidad de evidencia de que causan serios efectos adversos”. El Dr. Oleasen ha dicho: “Mis datos demuestran que los estudios que se utilizan para apoyar la vacunación son tan defectuosos que es imposible decir si la inmunización brinda o no un beneficio neto a alguna persona o a la sociedad en general. Esta pregunta solo se puede responder con estudios adecuados, estudios que nunca se han llevado a cabo. El error de los estudios anteriores es que no se hizo ningún seguimiento a largo plazo ni se tuvo en cuenta la toxicidad crónica. La Sociedad Norteamericana de Microbiología ha apoyado mi Investigación..., y por lo tanto, reconoce la necesidad de realizar estudios adecuados”. Estas posturas pueden parecer radicales, pero no carecen de fundamento. La continua negación de la evidencia en contra de las vacunas no hace más que perpetuar los “Mitos” de su  “éxito” y lo que es más importante, sus consecuencias negativas en nuestros niños y en nuestra sociedad. Se justifica claramente la necesidad de llevar a cabo investigaciones científicas enérgicas y abarcativas. Sin embargo, los programes de vacunación continúan expandiéndose, aunque no existan tales Investigaciones. Las ganancias de los fabricantes están garantizadas, mientras que la responsabilidad por los efectos negativos está curiosamente ausente. Esto es muy triste sobre todo si tenemos en cuenta que existen alternativas seguras y efectivas, que pueden conseguirse con facilidad.

 

Las afirmaciones de más arriba no provienen de un puñado de lunáticos marginales: hay denuncias de organizaciones profesionales enteras. A nivel mundial, las críticas a las vacunas provienen de un número creciente de científicos con reputación y credibilidad, de investigadores. y de padres que se han informado sobre el tema. Son los funcionarios de salud pública y los partidarios intransigentes de las vacunas (muchos de los cuales tienen intereses financieros que dependen del resultado del debate) los que estén empezando a perder credibilidad, al negarse a reconocer la evidencia creciente sobre los problemas de les vacunas, y al negarse a abordar los problemas reales, serios y documentados de las vacunas.

 

Mientras tanto, la carrera continúa. Se están desarrollando más de 200 nuevas vacunas para todo, desde control de natalidad hasta adicción a la cocaína. Aproximadamente 100 ya están en fase de ensayo clínico. Hay investigadores trabajando en el desarrollo de vacunas que puedan administrarse con sprays nasales, mosquitos , y frutas de plantas “transgénicas” en las que se cultiva el virus de la vacuna. Dado que cada adulto y cada niño de este planeta es un potencial receptor obligado de múltiples dosis, y dado que cada sistema de salud y cada gobierno es un potencial comprador, no es sorprendente que se gasten muchísimos millones de dólares alimentando la creciente industria multimillonaria de las vacunas. Sin protestas públicas, seguirán apareciendo vacunas que tendremos que recibir nosotros y nuestros hijos. Y aunque las ganancias se calculan con facilidad, el costo humano real está siendo ignorado.

 

Sea cual sea su decisión sobre la vacunación, infórmese primero; tiene ese derecho y esa responsabilidad. Es un tema difícil, pero hay más que suficiente en juego como para justificar el tiempo y la energía que hagan falta para investigarlo.

 

Para más información: En español: http//www.vacunacionlibre.org/

                            www.librevacunacion.com.ar

                            info@librevacunacion.com.ar      

 

Primeros Sábados para un Embarazo y un Nacimiento Conscientes

Primer sábado de cada mes Jornada convocada por Aprendiendo a Nacer

De la mano de sus bebés, las madres (y también los padres) entramos de lleno en territorios afectivos que nos eran anteriormente desconocidos, y ciertas semillas largamente guardadas comienzan a fecundar la vida de todos.
 
Este espacio que cultivamos entre todos busca aprender a ser conscientes y responsables del propio embarazo y del parto. Para ello compartimos experiencias en la voz propia de sus protagonistas, información actual sobre derechos, prácticas obstétricas avaladas y no tanto, sobre la fisiología del parto pero considerando una nueva perspectiva que reconoce el valor de las emociones y los sentimientos: cuáles son las verdaderas necesidades de la sensibilidad de las mujeres en trabajo de parto y de los bebés cuando llegan al mundo.
También intentaremos desentrañar mitos que circulan en nuestro medio, brindar información cierta y fundamentada acerca de cuánto y cómo se puede esperar después de la fecha estimada de parto, de cómo no debemos temer ni un poquito a las vueltas de cordón, cuán precisas son las intervenciones tradicionales: anestesia, goteo, cesárea, episiotomía, fórceps, nursery...
La jornada es abierta al público en general y tendrá como invitados especiales a parejas que compartirán su experiencia de Nacimientos Respetados y Seguros tanto en Casa, como en Clínicas Privadas y en Hospitales.
en Avellaneda 1519,
 
Alta Córdoba a las 16:00 hs.
 
Todo entre amigos y con mate y las exquisiteces que cada quien trae para compartir
 
Los esperamos
Aprendiendo a Nacer

El buen nacer no es un lujo

Nota de Página 12 

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-4439-2008-10-20.html

La nueva maternidad de Tigre es una excepción creada, paradójicamente, para que se cumpla la regla sancionada por ley desde 2004 que protege los derechos de madres, padres, hijos e hijas en el proceso de parto y nacimiento. Sin embargo, una práctica médica invasiva y anquilosada sigue generando tensiones que, por supuesto, involucran cuestiones de género.

Por Roxana Sandá
http://static.pagina12.com.ar/fotos/las12/20081017/notas_12/partotigre.jpg

Septiembre en El Tigre es una especie de bendición de brazos grandes que se derrama en cada piel. Aunque para las jóvenes que viven en las islas, como Melina, asome apenas como una gracia cotidiana desde la niñez. Un derecho por costumbre a los sauces añosos y a un sol que las colorea de arrebato. Por eso advierte que la bendición es otra. “Son esta panza y este hijo por venir en cinco meses. Y a la bendición hay que ayudarla con un lugar bueno. No quiero que me pase lo mismo que a mi vieja cuando nos tuvo a mí y a mis hermanos, que la tiraron sola y a los gritos en una camilla, mal pero acostumbrada. Quiero que me den bola, que me expliquen cómo son las cosas, que me traten bien cuando nazca el bebé. Y dicen que acá todo eso marcha.” El motivo de esperanza que agita Melina está en la flamante maternidad del Hospital Municipal Doctor Valentín Nores, que promueve el parto humanizado como política de salud pública y que se inauguró el 15 de marzo pasado.

Lo que se dispuso entonces, con la creación de la maternidad, fue reactivar una toma de conciencia sobre la ley 25.929 vigente desde 2004, de Derechos de madres, padres, hijos e hijas durante el proceso de nacimiento. En la Argentina son contadas con los dedos de las manos las instituciones públicas y privadas que aplican la normativa.

Se cuentan por miles, en cambio, las mujeres que no reciben un trato profesional respetuoso en los procesos de parto, con la violación sistemática de sus tiempos biológicos y psicológicos. La mayoría sufre prácticas invasivas, adosadas al suministro de medicaciones injustificadas; toleran la prohibición de permanecer acompañadas por una persona de confianza durante el trabajo de parto y posparto, y no gozan del beneficio de apegarse al recién nacido luego de parirlo y durante su permanencia en la institución.

En una realidad sanitaria tan hostil, la virtud de la maternidad de Tigre consiste, precisamente, en brindar herramientas a las mujeres para que alumbren seguras, contenidas y respetadas. El servicio de internación obstétrica cuenta con camilla de parto transformable en silla de parto y camilla de quirófano, que posibilita realizar partos en diferentes posiciones y cesáreas sin necesidad de traslados. Hay un área de preparto con tres camas, para que las mujeres permanezcan acompañadas por quienes deseen durante el período dilatante y el período expulsivo, y funciona una residencia de madres para fortalecer el vínculo madre-hijo cuando el bebé requiere internación prolongada.

“La maternidad se abrió por el compromiso político de invertir en recursos de salud como prioridad y a partir de los datos de morbilidad y mortalidad materna del partido de Tigre, superiores a los de la Quinta Región, a los de la provincia de Buenos Aires y superiores a la media. Hoy asistimos unos 180 partos mensuales y se estima que absorberemos casi la mitad de partos anuales del distrito”, explica la directora general de Hospitales, Raquel Sussman.

¿Cómo se hará eje en el parto humanizado desde la institución?

–La palabra que más me gusta es parto respetuoso. En realidad lo que uno plantea es el respeto por una situación vivencial, casualmente de una mujer. Entonces tenés cuestiones de género, culturales, vinculares. Dije: hagamos una maternidad como creemos que tiene que ser, pero en el espacio público. Porque en el espacio privado hacés un vínculo donde de última el paciente y el médico se eligen aún dentro de una cartilla. Pero en el hospital público la posibilidad de la elección no existe.

Es la práctica del respeto por el otro, por la otra.

–Hay un sector de la población con el que no podés trabajar si de antemano no lo considerás sujeto de derecho; es una postura que irá creciendo con el tiempo. Ese respeto por el otro se dispersa sobre las madres que van a parir, y es lo que queremos ofrecer a las mujeres que acceden al hospital público. El planteo es aprovechar todo lo bueno de la tecnología y de las ciencias humanas.

¿Cómo se articulan esos aspectos?

–Significa respeto por los procesos. El parto no es cuando yo digo, será cuando deba ser, pero vamos a controlar que no se desvíe de lo que las normas de salud establecen como la evolución normal del parto. Aceptar los procesos naturales e intervenir con el conocimiento médico cuando es necesario. A los recién nacidos se les hace la detección de hipotiroidismo, pero las extracciones se realizan al lado de la mamá. A las mujeres por parir se les pregunta si quieren estar acompañadas: algunas están encantadas y otras no quieren. Y escucharlas también es parte del parto respetuoso.

Elvira grita por los pasillos, “porque no entiendo”. Dice que sabe reconocer cuando un nacimiento se avecina, si ella misma parió a tantos hijos como dedos tiene en la mano. Por esa sabiduría de sobreentendidos es que no comprende que a su nieta no le practiquen una cesárea. “Si ya pasaron unas cuantas horas y todavía no dilata”, resopla con fastidio desoyendo otros supuestos que valoran los tiempos íntimos de cada cuerpo, la calma necesaria para el trabajo de parto y el ánimo bajo presión en contra de la adolescente primeriza. “Es que tengo miedo de que le pase algo”, concluye sombría.

La construcción de los mitos del embarazo, como la violencia contra las mujeres, atraviesa todas las franjas sociales. Desde el imaginario de aquéllas con una dinámica hospitalaria de años como pacientes, o aun desde los mismos efectores de la salud, embarazo y parto suelen quedar atrapados en una telaraña ideológica y cultural determinantes.

Algunos fantasmas que componen ese universo: cuando se rompe la bolsa, empieza el trabajo de parto. Si no te hacen episiotomía te desgarrás; no podés beber durante el trabajo de parto porque podés aspirar el vómito si te hacen una cesárea; hay que cortar el cordón umbilical pronto porque le va sangre al bebé y eso es malo. Si no te rasuran los genitales podés infectarte; si te hacen enema no hacés caca en el parto; no hay que gritar porque perdés fuerza. Todos los partos requieren goteo. La médica obstetra Claudia Alonso, integrante de la organización Dando a Luz y una de las coordinadoras de obstetricia de la Maternidad de Tigre, reconoce en esas frases los procesos “de una medicina intervencionista y tecnocrática. Se corre el riesgo de que las propias mujeres pidan intervenciones en los hospitales. Muchas empiezan a medirse con las de mayor poder adquisitivo, que después de dos horas de trabajo de parto les hacen cesáreas, y deciden exigir lo mismo para sí. Se va perdiendo la cultura del parto fisiológico, la intuición del propio cuerpo”.

Dos meses atrás, las profesionales de Dando a Luz tomaron registros de esos maltratos sobre mujeres de la comunidad boliviana que habitan la Villa 1.11.14, del Bajo Flores, y paren a sus hijos en el Hospital Piñero. “Casi todas coincidían en que después del parto quedaban solas, sin sus bebés, apenas cubiertas por una sábana, en un pasillo del hospital. No sabían cómo estaban sus hijos ni a quién reclamar –relata Alonso–. Muchas venían de partos domiciliarios en su país, atendidas por comadronas. Hasta las más jóvenes tienen el relato de los partos acuclillados. Pero volvían a parir al hospital para que sus hijos tuvieran el documento. Es un tema tan fuerte carecer de documento, que prefieren someterse al maltrato.”

El objetivo de modificar de manera positiva la forma de nacer no sólo promovería un modelo de atención a la maternidad centrado en la salud y en la mejora del resultado del parto, “sino que también reduce sustancialmente los costos”, destaca la ginecóloga y obstetra Alejandra Avendaño, jefa del Servicio de Obstetricia de la Maternidad de Tigre y con vasta experiencia en asistencia por parto humanizado. “Entre las prácticas actuales en la atención a la maternidad y al recién nacido que contribuyen a los altos costos y a los resultados inferiores se encuentran las intervenciones diagnósticas y terapéuticas que no tienen eficacia probada. En la Argentina, por ejemplo, los partos están muy medicalizados”, advierte.

El mercado de las intervenciones se trama en la utilización de oxitocina, peridural, en vías de canalización e hilos para suturas. Aumenta veinte veces la necesidad de fórceps y se asciende a un 70 por ciento de cesáreas en el sector privado. La clave está en la optimización del tiempo: cuantas más pacientes se atiendan, más crecerá el negocio. La participación de un enjambre de enfermeras, anestesistas, servicio de hotelería que requieren internaciones de dos a cuatro días por mujer y niño dan cuenta de otra epidemia presupuestaria que se refleja groseramente en las prácticas de cesáreas. Sólo en los hospitales públicos de la ciudad, el porcentaje de partos quirúrgicos oscila entre el 50 por ciento y el 29 por ciento. Mientras que la tasa recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es del 15 por ciento en hospitales que atienden partos complejos y del 10 por ciento en los que reciben a mujeres sanas. En el total país, el promedio se acerca al 30 por ciento. Y las episiotomías en los sectores público y privado llegan al 90 por ciento, cuando sólo se justifica entre el 8 y 10 por ciento. “La inversión en salud debería realizarse en capacitación para los profesionales y todos los que trabajan en un hospital”, sostiene la obstetra Yasmín Amman. “Tienen que recibir apoyo y ser bien remunerados. No se requieren camillas especiales para tener un parto respetado. Lo único que se necesita es un profesional contenedor, idóneo y abierto.”

Para Amman, “el 70 por ciento de los partos naturales depende más de los profesionales que de los insumos. Las herramientas son necesarias pero la obstetricia, considerada de atención primaria, se basa especialmente en el recurso humano. Pero muchos profesionales y los intereses económicos de la industria la plantean como si fuera una disciplina de cuidados intensivos. Las mujeres deberán empoderarse y recuperar esa concepción de que las embarazadas no son enfermas graves”.

En los últimos años se vislumbró una apertura promovida desde los propios efectores de salud, a partir del trabajo de los movimientos de mujeres y por una creciente voluntad política de avanzar sobre la humanización de la asistencia general en salud. Avendaño supone que “a algunos médicos quizá les cuesta porque no es fácil correrse de la problemática del profesional para ponerse a pensar en la problemática de la familia. Pero en los lugares públicos se está comenzado a revisar rutinas que no ya tienen sentido”.

El desafío de las maternidades públicas y privadas debería ser constituirse como instituciones centradas en la familia. Y el de asistir con respeto el parto, no tratándolo como enfermedad sino como un proceso natural. El neonatólogo Aldo Riscica, jefe de ese servicio en la Maternidad de Tigre, fue trazando el concepto desde sus inicios en la residencia médica y años después como profesional reconocido en una de las maternidades privadas más prestigiosas de esta ciudad. “El médico tiene la omnipotencia de que maneja todo y lo hace bien, y deja de lado montones de cosas. Recién ahora nos estamos dando cuenta de que intervenimos demasiado en situaciones en las que ni siquiera deberíamos estar. Pero es difícil armonizar los avances tecnológicos con los ciclos humanos, porque la realidad es que el médico interviene. El parto se toma como algo patológico en lo que hay que actuar. Cambiar esa mentalidad es el desafío real.”

¿Qué objetivos inmediatos deberían plantearse?

–Generar el debate con los colegas, porque de las discusiones salen mejores ideas. Incorporar calidad permanente a los procesos. Un recién nacido cuidado mejora su relación con la madre, y ésta lo siente de otra manera si lo tiene todo el tiempo a su lado. El vínculo que se forma desde temprano es diferente y más fuerte. A lo mejor, mucha de esta violencia que hay en la sociedad se deba a la intervención que hicimos los médicos durante largo tiempo.

EL MIEDO AL VELLO PUBICO

Los primeros muros que debió derribar Alejandra Avendaño cuando se hizo cargo del Servicio de Obstetricia en la Maternidad de Tigre, se levantaron en la guardia médica, donde a modo de recibimiento un joven profesional le dijo que “en mi guardia no se va a hacer ningún cambio”. La frase quedó como una pincelada de lo que vendría después: debates interminables, a veces peleas a gritos con otros colegas por las diferencias casi ideológicas de entender lo que se presenta como parto humanizado. Incluso la propia directora, Raquel Sussman, admite las reyertas “hasta en los pasillos. Todos defendemos nuestras ideas con pasión. Hay diferencias en los límites, pero eso se dirime cuando considero que es necesario intervenir el proceso natural”. Y si bien el camino desandado en la maternidad es demasiado fresco aún, Avendaño recoge a diario señales de la defensa de antiguas rutinas intervencionistas que hace la mayoría de los profesionales. “Las diferencias se traducen en resistencia a evitar las episiotomías, no aplicar oxitocina o a trabajar con una mujer pariendo sentada o en cuclillas. Algunos se escandalizan frente a la posibilidad de prescindir de la peridural o de no cortar el cordón umbilical de inmediato. Tiene que ver con prácticas arraigadas, y también con el miedo a la industria de los juicios por mala praxis. Hay un trabajo lento de apertura que se está dando entre los mismos profesionales, pero lo cierto es que a los médicos todavía les cuesta trabajar con vello púbico frente a sus ojos.” Al cabo, se preguntan, por qué cambiar una modalidad que se practica desde el siglo diecisiete. “Por comodidad de los médicos, por sometimiento de género y porque los derechos de las mujeres en los servicios de salud no existen”, responde la partera Marina Lembo. “Cuando se menciona la violencia de género, uno se imagina a una mujer golpeada y agredida por su pareja. Nadie lo relaciona con una mujer dolorida, abandonada en una camilla sin recibir atención ni contención, separada de sus afectos e indefensa frente a alguien que introduce los dedos en sus genitales violentamente, la hace callar y le dice: ‘Bien que te gustaba cuando te lo hacían. Ahora bancátela’.”

Si no hubiera médicos, ¿qué pasaría con los partos? ¿No nacerían niños? ¿Habría mucha complicación materno-fetal? La pregunta flota irónica en el aire. La obstetra Claudia Alonso es tajante: “Menos de lo que se cree. Me arriesgo a decir que más del 90 por ciento de los partos ocurrirían normalmente, sin necesidad de médicos todopoderosos”.

CORDOBA: DONDE EL MIEDO PUDO MAS

Desde hace unos años, grupos prointervencionistas de diferentes regiones del país se empeñan en perseguir a aquellos que practican la filosofía del parto humanizado. El caso más reciente ocurrió meses atrás en Córdoba, donde las autoridades del Hospital Misericordia separaron de sus funciones a la obstetra y tocoginecóloga Celsa Bruenner, una pionera del parto domiciliario.

La guardia de obstetricia del Misericordia es en la actualidad un reflejo muy pálido del servicio que había llegado a funcionar desde 1998, época en que Bruenner y un equipo de profesionales comenzaron a realizar partos verticales sin rasurados, enemas ni episiotomías. Durante diez años, a razón de entre siete y diez partos por guardia, las mujeres estuvieron acompañadas por sus afectos y apegadas a sus recién nacidos, a los que no se les cortaba el cordón de inmediato. “Todo eso se suspendió. Ahora se prohíbe que la mujer camine o tome agua durante el período dilatante y no permiten que esté acompañada por un familiar”, lamenta Bruenner, que hoy se limita a realizar tareas administrativas en el sector materno infantil del hospital. “Pese a las evidencias científicas que promulgó el Centro Latino de Estudios Prenatales (Clap) con la Declaración de Fortaleza, en 1985, al respeto por la Ley 25.929 y aun cuando fueron diez años de una asistencia masiva, con demanda espontánea de la población, las autoridades empezaron a molestarse en 2001 y cuatro años después me prohibieron atender partos en cuclillas. Lo que hay ahora son madres con miedo de parir.” En 2004, la jefa del Servicio de Tocoginecología, Cristina Rivera, y el entonces director del hospital y ahora funcionario del ministerio de Salud provincial, Gabriel Pedetta, ordenaron a Bruenner que evitara los partos normales en aquellas que venían con una o más cesáreas, y que retomara las episiotomías y la aplicación de sueros. “Dijeron que de esa manera iban a protegerme de los juicios por mala praxis. Les respondí que pusieran esto por escrito y que además lo refrendaran en los congresos de tocoginecología. Mientras tanto, yo seguiría manejándome con mi filosofía y la evidencia científica. Entonces comenzaron las persecuciones hasta que lograron mi pase en forma irregular, con la firma del propio ministro de Salud.”

En la actualidad, la política de salud maternoinfantil en Córdoba es una especie de quimera: la Ley 25.929 no se cumple en ninguno de sus hospitales. Por caso, el Misericordia perdió su nominación de “hospital comprometido con la madre y el niño”. Después de quince años se disolvió la Comisión de Lactancia y hace tres que no se realiza el curso de lactancia materna. “Siento dolor por las pacientes. Son mujeres del interior de los barrios que se habían convertido en protagonistas de sus embarazos y sus partos. Ahora volvieron a quedar estaqueadas en las camas.”

A toda la gente de la Red

A toda la gente de la Red y a quienes se quiera reenviar:
Aquí va la nota que hemos redactado y que encabezará la carpeta de adhesiones y reclamo por la vuelta de Celsa a su labor en la sala de partos del Hospital Misericordia.
Para firmar http://www.firmasonline.com/1Firmas/camp1.asp?C=1680
 
Estamos contra reloj para ciertos plazos, pero serán bienvenidas todas las voluntades. Además pongo mi cel 0351.153922141 a disposición para ideas, contactos, prensa.
 
A las Entidades y asociaciones que adhieran y tengan personería jurídica correspondería agregar los datos correspondientes a la misma.
 Para las adhesiones particulares, nombre completo, dni, y/o domicilio.
 
 
 
Muchas gracias!!!!
en nombre de todas las mujeres y niños que contarán con Celsa si escuchan nuestra voz

Córdoba,  xx de julio de 2008

 

Al Señor Ministro de Salud

Dr. Oscar Félix González

S________//______D

 

 

Como asociación de ciudadanos, Aprender a Nacer –Coordinadora Provincial de la RELACAHUPAN (Red Latinoamericana y del Caribe por la Humanización del Parto y el Nacimiento) nos hemos constituido en portavoz de diferentes asociaciones de derechos humanos y familias y particulares que quieren manifestar su disconformidad y solicitar mediante la presente nota la reconsideración del Pase en Comisión de la doctora Celsa Bruenner (según Expediente Nº 0425-176040/08) y la pronta restitución a su cargo y funciones operativas en sala de partos.

 

Es allí dónde es necesaria su experiencia y formación destacable por la actualización constante de conocimientos a través del estudio sistemático, su capacidad para diagnosticar las genuinas necesidades de las mujeres y sus hijos por nacer y asistirlos con la más sensible dedicación. Pocas veces nos encontraremos con profesionales tan incondicionalmente comprometidos con la salud de las familias como la Dra. Celsa Bruenner.

 

Como es de su conocimiento hemos estado reunidos en diversas instancias con los agentes responsables del alejamiento de la tarea de Celsa Bruenner; sabiendo que su hoja de servicio es impecable, sin sanciones ni apercibimientos, las conversaciones mantenidas y las respuestas obtenidas no hacen otra cosa que abonar nuestra presunción de que la medida supone una sanción a su proceder que implica por sí mismo una severa crítica a la asistencia actual del parto normal.

 

Nos consta que la Dra. Bruenner basa su asistencia estrictamente en normas y procedimientos recomendados en la "Guía para la atención del parto normal en maternidades centradas en la familia" publicada por el Ministerio de Salud de la Nación, a través de la Dirección Nacional de Salud Materno Infantil en el año 2004, con Resolución Ministerial Nº 647, del 5 de diciembre de 2003, en el marco del Programa Nacional de Garantía de Calidad de la Atención Médica, implementado por Resolución (MS y AS) Nº 149, del 1º de junio de 1993. La misma se redactó acorde a la metodología propuesta por la Medicina Basada en la Evidencia, siguiendo los principios de la O.M.S. y contando con el aval y correcciones de Sociedades Científicas y expertos en la materia.

 

Ya desde la introducción queda clara la posición crítica de esta publicación:

"A fines del siglo XIX y principios del siglo XX comienza a institucionalizarse y a medicalizarse el parto con el fin de disminuir las muertes maternas y neonatales resultantes de los partos patológicos (no más del 20% del total). Esto fue considerado un progreso ya que efectivamente dichas muertes disminuyeron pero, a la vez, significó la incorporación en Hospitales, regidos por los conceptos de personas enfermas, de una enorme mayoría de mujeres y recién nacidos sanos... El Equipo de Salud pasó a ser el eje de las decisiones y a usar tecnologías y procedimientos destinados a los embarazos o partos de riesgo en todos los casos, incluso en aquellos totalmente normales, transformando las acciones excepcionales en rutinarias. Se consideró conveniente gobernar o dirigir el parto, aún los normales, extendiendo prácticas hoy desaconsejadas, pero que en algunas instituciones se siguen realizando, como rasurado perivulvar/perineal, enemas, venoclisis, episiotomías rutinarias y parto en posición horizontal.

 

El incremento de la tecnología (ecografías, monitoreo electrónico, anestesia peridural, etc.) ha llevado a un alejamiento del parto natural y a un incremento progresivo y abusivo del parto por cesárea, sin una mejora sustancial en los resultados obstétricos o neonatales… Existen innumerables evidencias científicas que demuestran que el estrés producido por un entorno desconocido durante el parto, sumado a una atención mecanizada y medicalizada aumentan el dolor, el miedo y la ansiedad de las mujeres produciendo un efecto en cascada que genera mayor cantidad de intervenciones y, consecuentemente más efectos adversos en la madre y el niño. Estos pueden minimizarse con el apoyo de familiares e incluso del equipo de salud”

 

Es de extendido conocimiento que la guardia de Celsa Bruenner, nominada de Parto Humanizado, ponía en práctica las Normas de Atención Vigentes, que garantizan la promoción de la Salud del binomio madre-hijo así como el pleno ejercicio de los Derechos (Ley 25929), promoviendo el empoderamiento de la mujer y su familia al darle participación y protagonismo, explicando y fundamentando cada conducta con paciencia, reduciendo las intervenciones innecesarias, “ vos sos la reina… vos decidís… vos lo parís, nosotros sólo lo recibimos…” son algunas de las frases con que anima y da confianza a las mujeres.

 

No queremos y no podemos privarnos de profesionales como ella, su aporte con el mismo trabajo en Tucumán en 2005 le valió al Hospital Avellaneda ser galardonado con la máxima mención que otorga la Presidencia de la Nación. La guardia de “los jueves” en vez de desaparecer debiera ser modelo a replicar.

 

Confiando en que luego de leer lo esgrimido tendrá a bien considerar nuestra solicitud,

                      saluda  atentamente,                           

 

Asociación Aprender a Nacer –Coordinadora Provincial de la RELACAHUPAN (Red Latinoamericana y del Caribe por la Humanización del Parto y el Nacimiento)

Campamento en el ministerio!!!!

El Viernes 11 de Julio, montamos un campamento en el ministerio de salud, lleven carpas!, hasta que el ministro nos dé una solución y no debamos pasar a una instancia judicial.